Tras la finalización de la II Guerra Mundial, tiene lugar un notorio acontecimiento bélico entre los aliados: los EEUU y la URSS, comenzando la denominada Guerra Fría.
Se trata de la primera guerra sin un campo de batalla definido, en la que tendrá lugar el desarrollo de armas que no se van a emplear, donde la clave va a residir en la destrucción masiva asegurada.
EQUILIBRIO DEL TERROR
Ambas superpotencias se ven apoyadas por armamentística nuclear, la cual va a suponer la lógica del enfrentamiento. Si bien, supone una amenaza para ambos, al mismo tiempo les hace ser fuertes con respecto al contrario.
Todo esto es posible por la combinación de las tres tecnologías desarrolladas durante la II Guerra Mundial que dan comienzo a una nueva era, empleadas esta vez de manera conjunta, hecho que explicaría la sostenibilidad de este peculiar tipo de guerra.
Al complementar los tres desarrollos, la capacidad destructiva adquiere una mayor relevancia.
ENERGÍAS DE DESTRUCCIÓN
Por un lado, las bombas atómicas, con un funcionamiento por fisión nuclear (ruptura), presentan dos pedazos de Uranio que explotan por la presión, según el tamaño.
Por otro lado, las bombas de hidrógeno, características por su energía de fusión, es decir, la ruptura de un átomo de Uranio supone la aparición de una determinada energía y presenta una mayor capacidad destructiva que la anterior.
LA NECESIDAD DE LA AUTODESTRUCCIÓN
Tras la caída del muro de Berlín en 1989, la URSS presenta una serie de carencias materiales pero sigue teniendo la capacidad de mantener el pulso al mundo occidental. A diferencia de los EEUU, la URSS tiene una industria militar exclusivamente para la creación de armas, por lo que se trata de un dinero invertido a fondo perdido.
La posición del mundo occidental es totalmente diferente, ya que además de la subvención del Estado, existe una participación de empresas privadas, dando lugar a una industria más diversificada con unos ingresos por parte de ambos (Gobiernos y los ciudadanos).
TECNOLOGÍA DEL CONTROL SOCIAL
Actualmente el Gobierno justifica su inversión beneficiosa en la industria militar con la excusa de la seguridad ciudadana, es decir, que ese desarrollo tecnológico está destinado a ejercer ese tipo de control.
En el caso de la Guerra Fría, el máximo nivel de desarrollo tecnológico lo protagoniza el submarino atómico, que supone la aplicación pacífica de la energía nuclear para movilizarlo logrando una mayor autonomía.
LA GUERRA QUÍMICA, PRINCIPIO DE LA NUEVA ERA
Hasta 1989 se mantiene esa tensión producida por la amenaza de las armas nucleares, dada la imposibilidad de su detención, es decir, de aventurarse a la agresión.
De no haber sido por esos tres proyectos tecnológicos creados en el ámbito militar y que rompen con la lógica de las guerras anteriores, propiciando la aparición de una tecnología de destrucción masiva en la IIGM y que al comenzar la Guerra Fría se dota de un mayor alcance destructivo, no hubiera tenido lugar el fenómeno que sustenta la sociedad que hoy conocemos como tal.
Es gracias a la propagación de ésta a otros ámbitos no exclusivamente militares,como la sociedad se impregna de ella, afectando no sólo materialmente sino que también mentalmente.